FICM 2023 | Chica de fábrica: Una historia de explotación laboral en tiempos de COVID, protagonizada por Yalitza Aparicio 
Luego de formar parte del Festival de Sundance, la cineasta Selma Cervantes llega a Morelia con el cortometraje que le permitió dirigir a una actriz nominada al Óscar.
- Redacción AN / JGE

Por Arturo Magaña Arce
@arturhd
Para la gente que le da vida al cine mexicano no hay imposibles. Y no importa que tu filmografía sea de apenas un cortometraje, porque puedes conseguir que tu siguiente historia sea protagonizada por una actriz nominada al Óscar.
Luego del cortometraje nominado al Ariel Manchester Acatitla, la joven y talentosa cineasta Selma Cervantes presenta Chica de fábrica, una historia de ficción enfocada en la explotación laboral en tiempos de pandemia, el cual es protagonizado por Yalitza Aparicio, nominada al premio de la Academia de Hollywood por su trabajo en la galardonada Roma, de Alfonso Cuarón.
Aquí, la egresada de la ENAC, la escuela de cine de la UNAM, nos presenta la historia de una joven costurera que, en medio de la pandemia de COVID, trabaja diariamente en una maquiladora que ha cambiado de giro para ahora dedicarse a fabricar cubrebocas a destajo. En este espacio encerrado, claustrofóbico y asfixiante –donde los horarios de comida o los tiempos para ir al baño son extra limitados–, la mujer encarnada por Aparicio, nos permite ver un mundo desolador e inaceptable, donde las mujeres frente a una máquina de coser, son obligadas a trabajar en condiciones deplorables, violentando sus derechos y mostrando esa enorme injusticia social que padece la clase trabajadora de este país.
“Lamentablemente hay una realidad que no tenemos tan presente”, afirma Selma Cervantes. “Para mí, [la idea de este corto] surgió al pensar en un simple cubrebocas y todo lo que hay detrás de él y cómo algo que salva a muchas personas, pone en riesgo a otras. Crear una pieza, una prenda, por más pequeña que sea, conlleva una gran explotación en muchos sentidos: juegan con tratos negativos, contra los derechos humanos, ejercen un control en el tiempo y en el cuerpo de sus trabajadoras. Descubrir eso fue muy aterrador para mí”.
La génesis de esta historia se inspiró en la existencia de un taller en la Ciudad de México que trabajó de forma clandestina en tiempos de pandemia. “Encontré varios lugares así en la CDMX a la hora de investigar más al respecto, pero ése en particular me sorprendió porque, antes del COVID, se dedicaba a hacer uniformes de fútbol y después, con el confinamiento, cambió el tipo de producto que ofrecían. Incluso los vecinos de la colonia reportaban [los abusos a sus trabajadores], como que no podían abrir las ventanas para evitar ser descubiertos, pero las autoridades nunca hicieron nada”.

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Con el ímpetu que tienen aquellos que filman historias en nuestro país, Selma pensó en grande a la hora de conformar todo lo que tuviera que ver con su segundo cortometraje. “Cuando inició la escritura del guion junto a Indra Villaseñor Amador, ella me preguntó ‘¿A quién quieres como protagonista?’. Yo respondí: ‘¡A Yalitza!’. Sé que suena súper alocado, pero lo intentamos. Empezamos a tocar puertas, a conseguir contactos, porque obviamente no era tan fácil llegar a ella. Y así vas pasando filtros, siempre respaldados por nuestra historia. Y, al final, ella dijo que sí y fue una gran alegría para todas nosotras”.
Además, Selma encontró el apoyo de Jim Stark, prolífico productor estadounidense, –responsable de cintas como Noche de fuego, de Tatiana Huezo; El triángulo de la tristeza, de Ruben Östlund o, recientemente, de Perdidos en la noche, de Amat Escalante– y con quien ya se encuentra preparando un nuevo cortometraje; esta vez, protagonizado por la destacada actriz mexicana Mayra Batalla, ganadora del Ariel en 2022 por su papel en la mencionada Noche de fuego y nominada este año por su trabajo en Huesera, de Michelle Garza Cervera.
Chica de fábrica inició su viaje en el prestigiado Festival de Sundance, uno de los más importantes del mundo en la industria fílmica. “Nunca imaginas hasta dónde puede llegar tu trabajo”, dijo Selma, en aquel momento, previo al estreno mundial de su segundo cortometraje. Hoy, la cineasta llega a Morelia con la misma emoción y con la motivación de seguir filmando más historias que le muevan el corazón, como un cortometraje documental sobre sonideros en Iztapalapa, su lugar de origen.
“Soy muy afortunada en tener la oportunidad de contar historias. Todas siempre han surgido de relatos que me cuenta mi mamá. Y trato siempre de ser muy honesta conmigo y con las cosas que quiero narrar. No pretendo adentrarme a mundos que me van a ser imposibles de explorar; solo tomo lo cotidiano, lo que mi mamá, mi abuela o las mujeres en mi familia me cuentan. Soy originaria de Iztapalapa y me encantaría tener más historias que contar sobre la periferia de mi ciudad; relatos que no solo reflejen la inseguridad, sino que muestren cómo vivimos en otras colonias alejadas del centro. Me parece interesante llegar a lugares donde el cine no ha llegado. Ése es mi sueño y espero seguirlo logrando”.






