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“Si un día tengo nostalgia espero sea del futuro”: Benito Taibo |Video Naturaleza Aristegui

El escritor publica ‘Cuatro veranos’, novela que considera una de sus obras más personales.

  • Redacción AN / HG
12 Nov, 2023 05:50
“Si un día tengo nostalgia espero sea del futuro”: Benito Taibo |Video

Por Héctor González

“Sigo creyendo en la aventura, la sorpresa, en las cosas que me hacen ser humano”, reconoce Benito Taibo (Ciudad de México, 1960). Con 63 años sobre su espalda el narrador y poeta publica Cuatro veranos (Planeta), título que no duda en considerar una de sus obras más personales.

El título advierte algo de lo que encontraremos en el relato: los cuatro veranos que determinaron la persona que hoy es Taibo. Si bien puede haber una romantización o sublimación en el relato, no hay un ápice de nostalgia, en todo caso su apuesta es tender un puente emocional con los jóvenes que se acerquen a esta lectura que resulta ante todo divertida.

¿En qué momento decides contar una historia como Cuatro veranos?

Siempre ha girado en mi cabeza la lógica de que todos merecemos tener una novela en nuestra vida; todos somos una novela por pequeña, cotidiana o épica que sea. Así decidí escribir esta obra muy personal que trata sobre cuatro veranos de mi vida en los cuales, estoy seguro, los jóvenes se verán reflejados. Me atreví a contar esta historia y creo que salió muy divertida.

¿Qué tiene el verano de importante como una etapa de la vida?

El verano es el momento mágico en el que hay un suspenso en la cotidianidad y suceden cosas extraordinarias. Siendo un adolescente, a los 14 o 15 años, recibí de manos de mi padre la novela Helena: o, el mar del verano, de un escritor asturiano llamado Julián Ayesta y donde se cuenta la historia de un jovencito que se enamora de una Helena en la ciudad de donde es mi familia. Me enamoré profundamente de esa historia y me parecía que mis veranos también merecían ser contados.

No es poca cosa sentarse a escribir tus veranos…

Significa sentarte y atreverse a confesar cosas como que tus tenis olían tan mal que ninguna chica era capaz de acercarse a ti sin un mohín de disgusto o ver un cadáver flotando entre las olas, o una ballena, es decir, cosas que parecen cotidianas pero que tienen que ver con lo extraordinario que es la vida… nuestra vida es extraordinaria.

¿Se vuelve más extraordinaria cuando la cuentas y la pasas por tamiz de la ficción?

La ficción y la realidad son dos cosas que van por líneas paralelas y que se tocan constantemente. Mi padre me enseñó a mirar con ojos de asombro y eso intento conservarlo todo el tiempo. Afuera suceden cosas y lo único que necesitas es tener oídos y ojos muy abiertos, o la boca lista para dar ese primer beso o probar el primer helado de sabores imposibles.

Hablas del asombro, pero tanto para lo bello como para lo triste…

Tenemos que seguir asustándonos de las cosas terribles que pasan, si perdemos esa capacidad de asombro nos volveremos anodinos, insensibles y seremos menos seres humanos de lo que deberíamos ser. Las pasiones llevadas a los extremos deben tocarnos el corazón, el alma y transformarnos. Cuatro veranos precisamente trata de esos veranos que me transformaron y me hicieron ser quien soy.

En el libro hay una romantización del pasado, ¿no?

Por supuesto, dicen que todo tiempo pasado fue mejor, pero no es verdad. El presente es mejor porque estás ahí y lo sientes. Sin duda hay un velo de nostalgia, pero también otro de asombro y de esperanza porque las cosas te toquen y cambien la visión del mundo. Nunca había contado mi pasión cinematográfica que viene desde mi padre, quien era un cinéfilo empedernido. En cuanto la oscuridad cae sobre ti y se ilumina una pantalla algo extraordinario va a suceder, el cine fue determinante como también la literatura, la comida y el amor. Las tres cosas están presentes en el libro.

¿Te consideras un hombre nostálgico?

No, decía Marlene Dietrich que la nostalgia es un sentimiento pequeño burgués. La marcha del ritmo de lo cotidiano avasalla a la nostalgia y te hace estar presente en el presente y perdón por la redundancia. Si un día tengo nostalgia espero sea del futuro.

¿Una novela como esta se escribe desde la memoria o recurriste a diarios?

Todo lo que escribí estaba en mi cabeza, para eso sirve la ficción. La memoria es una mala consejera mentirosa y finalmente los escritores somos eso, por eso la advertencia de que todo lo que se cuenta es verdad excepto lo que no. Toca al lector definir qué es o qué no, al final eso no importa, lo relevante es lo que sientes.

¿Pensabas en tus lectores mientras escribías el libro?

Estoy seguro de que la literatura está hecha de pasiones humanas y nadie puede abstraerse de eso. Lo que yo sentí a los 16 lo puede sentir ahora un chico de la misma edad, las pasiones no tienen fecha de caducidad, bien lo sabía el maestro William Shakespeare quien las contó todas.

Cuatro veranos es sobre el Benito Taibo adolescente, ¿qué tipo de novela contaría al Benito Taibo adulto?

Sería muy similar solamente con cosas de nuestro tiempo. Sigo pensando que el asombro es una parte importante de la vida, no podemos cerrar los ojos ante lo que sucede en Gaza o con las mujeres asesinadas todos los días en este país, pero también ante las cosas maravillosas que vemos.

¿Cuáles serían los cuatro otoños de Benito Taibo?

No lo sé, tendría que sentarme y pensarlo. He vivido temporadas completas de misterio, magia y sorpresa. Siempre estoy intentando que las cosas que suceden a mi alrededor se queden conmigo y se conviertan en una parte vital de mi existencia. Alguien podría pensar que serían otoños más sosegados porque tengo 63 años, pero no es así. Sigo creyendo en la aventura, la sorpresa, en las cosas que me hacen ser humano.

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