50 años de ‘Horses’, el disco de Patti Smith que redefinió el punk (Reseña) 
El disco lanzado el 10 de noviembre de 1975, fue el debut de una de las artistas más influyentes del rock.
- Redacción AN / HG

Por Héctor González
Hay de discos a discos. Algunos, los menos, nos sacuden a la primera y nos hacen sentir que somos testigos de un acontecimiento. Que nada será igual a partir de entonces y que su sonido probablemente nos acompañará el resto de nuestras vidas. Eso es lo que sucede con Horses, de Patti Smith.
El disco apareció el 10 de noviembre de 1975 y cincuenta años después puede presumir de no tener fecha de caducidad. Desde la foto de portada, un retrato con actitud andrógina y desafiante tomado por quien fuera su compañero Robert Mapplethorpe, la artista nos encara, nos mira de frente como quien cuestiona si estamos listos para lo que viene.
Pocos debuts han tenido el impacto de la obra producida por el ex integrante de Velvet Underground, John Cale. Horses, colocó a compositora en un pedestal hasta entonces inédito. Justo cuando se creía que Joni Mitchell o Carole King eran el pináculo de las cantautoras estadounidenses, Smith sacudió el avispero para ganarse con sobrada justicia el mote de “madrina del punk”.
“Había mucha fuerza en el uso del lenguaje de Patti, en la forma en que las imágenes chocaban entre sí”, llegó a comentar Cale sobre su trabajo.
Hasta entonces, Smith se definía como poeta antes que cualquier otra cosa. Antes del disco solo había grabado un sencillo con una versión de “Hey Joe”, de Jimi Hendrix de un lado y con “Piss Factory”. Sus referencias literarias estaban ligadas a la literatura beatnik y a poetas como Baudelaire. Sus primeros pasos como compositora los dio con la banda Blue Öyster Cult, para quien hizo algunas canciones.
Aportó profundidad y crudeza
Desde la primera línea Horses pone sus cartas sobre la mesa. La primera canción es una muy personal adaptación de “Gloria”, de Van Morrison, antecedida por unos versos de “Juramento”, un poema de Patti Smith que inicia “Jesus died for somebody’s sins, but not mine”. El resto es historia.
“Redondo Beach” y su crónica rocksteady de un suicidio; “Birdland”; la imponente “Free Money”; la casi biográfica “Kimberly”; “Break it up” y su alusión a artistas como Jim Morrison; la maratónica “Land”, nueve minutos sin sosiego que combinan poesía con una tremenda improvisación vocal; y por último “Elegie”, donde rinde tributo a roqueros que se quedaron a mitad del camino como Brian Jones. Nada sobra, cada pieza es un manojo de emociones que en voz de Patti Smith alcanza momentos delirantes, tiernos y a la vez rabiosos.
Sin Horses el punk no habría sido igual. El disco marcó una ruta que rompió con la idea de que el género se caracterizaba por su simplicidad. Sus letras y referencias literarias aportaron profundidad, mientras que la crudeza de su música supo hilarse con un rock tan estridente como artístico. Ni que decir de sus presentaciones en vivo, auténticos performances donde pesaba tanto el spoken como el sonido de las guitarras.
Hace unos años, Patti Smith declaró sobre su ópera prima: “Hice Horses como si fuera un puente, un referente para el futuro”. Cincuenta años después, la madrina del punk puede estar tranquila y decir sobre su objetivo: misión cumplida.






